lunes, 7 de octubre de 2013

¿Un país cuyos ciudadanos no saben hacer fila, está preparado para vivir en Paz?


En estos días que fui a una de las tantas clínicas de la ciudad en donde habito, para realizar una consulta, me encontré con que al llegar a la recepción no había fila de ningún tipo y la atención inmediata se la ganaba la persona que más gritara. Poniendo en práctica toda la técnica Zen posible, estuve 15 minutos esperando educadamente poder por lo menos, acomodarme frente a la señorita que atendía con el fin de realizarle la consulta, por supuesto, de una manera respetuosa. Cuando estaba cerca, tuvimos un cruce de miradas en el cual ella notó mi molestia y me dijo: ¿En qué le puedo colaborar?, yo la mire, observe a mi alrededor, noté que había dos personas que habían llegado antes que yo y le dije: “ Primero atienda a estas dos personas que han llegado antes que yo y luego si me atiende” inmediatamente las miradas se voltearon sobre mí como el bicho más raro del sitio y enseguida le dije: “De paso mire a ver si organiza bien la fila para no atender primero al que grita más duro”. Ella, contrariada por mis dos respuestas procedió a atender a las dos personas que yo había señalado y luego me atendió con la dulzura característica de una señorita que atiende en una recepción sin ningún tipo de orden ni de fila, es decir: MAL.

Mientras hacia la “fila” o mejor dicho mientras peleaba por llegar al escritorio, pensé lo difícil que es en un país cuyos habitantes no sabemos hacer fila, conseguir la Paz;  más allá de eso, un país en que la gente decente le da miedo sancionar a una persona que se “cola” o se “mete” en una fila sin respetar el orden con el fin de evitarse recibir una mala mirada, un golpe, una puñalada o en el mejor de los casos un insulto. Para evitar este pánico y posiblemente una inesperada visita al hospital no para una consulta sino para una urgencia, me comprometí  a enseñar a mis futuros hijos, sobrinos, amigos, esposa, entre otros, la importancia de hacer una fila, no sólo para subirse a un bus, o realizar una diligencia en el banco sino también en un trancón, en un hospital donde todo el mundo tiene urgencias, en los aeropuertos y en las tiendas. Si los colombianos logramos incorporar este sencillo elemento de convivencia y respeto, seguramente estaremos encaminados a vivir en Paz independientemente de las decisiones que se tomen en la Habana.

Imagine usted la cantidad de dinero que se ahorrarían las empresas eliminando los famosos turnos con su respectivo pito fastidioso, si todo el que llegara a un sitio preguntará quien es el “último” en la fila? acto seguido se sentara a descansar y únicamente estuviera pendiente del “último” en vez de estar pendiente de todos en la fila? Imaginan ustedes los servicios de transporte masivo donde la gente respetara las filas, dejara salir y después entrar, y finalmente saludara a todo el mundo cuando llega a hacer la fila?


Admito que no soy el primero ni el último que ha dicho esto, mi admiración total al profe Mockus por su intento de educar a la población Bogotana y de paso a la Colombiana, yo, el resultado de uno de esos intentos. El respeto y la educación son más importantes que estar pendientes de las personas que están en la Habana discutiendo acuerdos de PAZ, y esto nace de saber hacer una fila para que nos atiendan así sea en una clínica.

DANIEL PEDRAZA ISAZA
paquepaz@gmail.com

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