martes, 15 de octubre de 2013

"Me siento indignado (a)"


Es difícil pensar que un país donde gran parte de sus ciudadanos ha vivido en medio del conflicto armado pueda, de un momento a otro lograr la paz. Aunque soy de aquellas optimistas que cree que esto es posible, con una sana convivencia entre sus ciudadanos donde el respeto por el otro y la tolerancia sean valores implícitos en cada acción, soy igualmente consciente que no es posible lograrlo de la noche a la mañana y mucho menos con la firma de un acuerdo en la Habana, claro está, que la dejación de las armas por parte de los actores armados es un aspecto fundamental para iniciar un verdadero proceso de paz aunque esto no es suficiente.

Desde que tengo uso de razón la política, el conflicto, la guerra, la paz e incluso el fútbol, siempre han sido temas de conversación en diversos ámbitos de mi vida con todas las pasiones y emociones que estos despiertan. Consciente de que el camino no es fácil, mucho menos en un día a día donde prima la ley  del más vivo, la mal llamada malicia indígena, la persistencia en hacer "trampita" por ahorrarnos unos pesos o un poco de tiempo, los torcidos, la corrupción política, la crisis social, la indiferencia ante el necesitado, donde nos acostumbramos a exigir mucho como ciudadanos pero a dar poco entre muchas otras cosas de las cuales podría hacer una lista interminable, estoy convencida que es un camino que debemos construirlo entre todos.

Como empezar a dejar atrás años donde lo inaceptable se convirtió en lo aceptable? como hacer que ese mismo patriotismo del que muchos se ufanan por ejemplo cuando clasificamos al mundial, o ganamos una medalla olímpica se traslade a acciones que ayuden a construir un mejor país para nuestros hijos?. Como se ha vuelto costumbre últimamente nos indignamos desde nuestras casas y en las redes sociales  por lo que sucede con nuestros campesinos, por el salario de los congresistas, por un conductor borracho, por los abusos de la policía, etc, etc.  El "me siento indignado" se convirtió en una moda que dura tan sólo unos días y continuamos desde nuestras casas sentados frente al televisor quedándonos con lo que nos dicen los noticieros y haciendo poco o nada para empezar a cambiar nuestra realidad. No obstante pasamos por alto que para indignarnos tenemos primero que pasar por ser dignos. Empecemos por hacer cada uno una reflexión y pensar si soy un ciudadano digno: ¿qué he hecho yo por mi país? ¿Cuál es mi aporte a la paz? ¿Qué puedo hacer? Nunca es tarde para empezar......

Si empezamos a convencernos de qué el cambio comienza por uno mismo, sería un buen inicio, colmando nuestros días de "pequeñas buenas acciones": siendo amable en todo momento, un saludo, un por favor y un gracias, ayudando a quien lo necesita, respetando las "filas", las señales de tránsito, presentándonos en las urnas, pagando cumplidamente nuestros impuestos (sin trampita), cuidando nuestros parques y calles, siendo honestos y respetuosos y demás actitudes y acciones que ayudan a  forjar un verdadero sentido de pertenencia, creo que con la sumatoria de esas pequeñas acciones estaremos más que aportando a la paz, la estaríamos construyendo entre todos y sería el mejor legado para nuestros hijos y las generaciones venideras. En ese momento seríamos un país digno de vivir en paz.

María Camila Franco Franco.

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